La emperatriz austriaca Isabel, conocida como Sissi, pasó su juventud en Múnich cuando era princesa de Baviera. Las películas protagonizadas por Romy Schneider hicieron a Sissi mundialmente famosa.
Excepto los meses de verano, que la familia los pasa en Possenhofen junto al lago de Starnberg, Sissi crece en el impresionante palacio de «Herzog Max» de la calle Ludwigstrasse 13. Aquí es donde nació un 24 de diciembre de 1837 Isabel de Wittelsbach, princesa de Baviera.
En 1854 deja Múnich para contraer matrimonio en Viena con el emperador Francisco José de Austria. Si bien, visita a menudo su querida ciudad natal. Aprecia mucho la buena cerveza bávara, y en 1897 es una de las primeras personas en visitar la nueva Hofbräuhaus, construida por Max Littman. Por supuesto, de incógnito. «Nunca me voy de Múnich sin pasar antes por aquí», confiesa a una acompañante húngara.
Al principio Sissi pernocta como huésped imperial en el hotel «Vier Jahreszeiten». Allí se ofrece desde 1889 lo que es el «último grito» en baños: la mecedora de olas Dittmann. Era una tina especial de forma redondeada que se balanceaba al cambiar la posición del peso. Se dice de la emperatriz que se meció con tanto brío en este «invento de wellness», que el agua de su tina se derramó hasta el piso de abajo. El incidente debió de ser tan embarazoso para ella, que desde entonces solo se alojó en el «Bayerischer Hof».
También en el lago de Starnberg muchas cosas recuerdan aún hoy a la emperatriz: El palacio de Possenhofen es actualmente propiedad privada y solo puede verse desde fuera. En el museo «Kaiserin Elisabeth Museum» de la histórica estación de tren de Possenhofen, se exponen hoy autorretratos de la joven Sissi y otras colecciones. La isla «Roseninsel» en la orilla oeste era utilizada tanto por Isabel como por el rey Luis II para escapar de la vida de la corte. Se consideraban almas gemelas y a menudo ambos se veían allí para charlar o comer sin ser molestados.