El jardín del Palacio de Dachau ofrece unas espléndidas vistas que se extienden más allá de Múnich, situada a tan solo 20 kilómetros de distancia. En según qué días, las vistas aparecen coronadas por un espléndido panorama alpino. A los pies de la antigua residencia de verano de los Wittelsbachers se encuentra el pintoresco casco antiguo de Dachau con sus coloridas fachadas.
Dachau no solo está estrechamente relacionada con Múnich por su geografía, sino también a través de la historia contemporánea. Apenas unas semanas después de que Hitler iniciara su infausto ascenso en Múnich con su nombramiento como canciller, los nacionalsocialistas establecieron el primer campo de concentración en Dachau con la intención de perseguir y eliminar a la oposición política. Muchos visitantes de Múnich vienen a Dachau para visitar principalmente el memorial del campo de concentración.
Lo que muchos de los visitantes no saben es que la estrecha conexión entre las dos ciudades se remonta a tiempos más lejanos. No son muchos los que conocen la importancia de Dachau como una de las primeras colonias de artistas. Al igual que Múnich, Dachau, como ciudad del arte, ha contribuido mucho al desarrollo del arte moderno.
En el siglo XIX, Dachau, al igual que la vecina metrópolis muniquese, experimentó un auge como ciudad artística. Muchos artistas famosos descubrieron Dachau e hicieron suyos los encantadores escenarios naturales de los alrededores: Carl Spitzweg, Max Liebermann, Lovis Corinth, Ludwig Dill, Adolf Hölzel, Arthur Langhammer, son solo algunos de los nombres más ilustres. Hace apenas unos años que fue descubierto el cuaderno de bocetos de Emil Nolde. De marzo a octubre de 1899 el artista asistió a la escuela de pintura de Adolf Hölzel en Dachau.
Así es como la ciudad pasó a convertirse ya hace más de 100 años en una de las primeras colonias de artistas junto a Worpswede y Barbizon. Dachau es en la actualidad miembro de euroArt, una asociación de colonias de artistas existentes en Europa. Hasta el día de hoy siguen siendo muchos los artistas interesantes que trabajan aquí. La ciudad se caracteriza por sus numerosas exposiciones y ateliers.
Dachau es más antigua que Múnich; se mencionó por primera vez en 802 en una escritura de donación a la diócesis de Freising. Su historia está estrechamente ligada a la capital del estado, Múnich, a través de los antiguos soberanos bávaros. En 1182, Otto I de Wittelsbach adquirió el condado de Dachau. Debido a que Dachau se encontraba en la intersección de las rutas comerciales entre Múnich, Augsburg y Freising era considerada como un mercado importante.
La exposición permanente expuesta en el museo del distrito frente a la iglesia de St. Jakob ofrece una visión histórica de Dachau. Distribuidos en tres plantas, se encuentran alrededor de 2 000 objetos relacionados con la historia cultural y el folclore de Dachau y sus alrededores. La galería de imágenes que se encuentra junto a la información turística es el segundo museo destacado digno de visitar. Se centra en la representación de la colonia de artistas de Dachau entre 1870 y 1914.
No se puede escribir sobre Dachau sin mencionar al poeta bávaro Ludwig Thoma. Llegó a la Dachau para ser el primer abogado de la ciudad, aunque, más adelante, los residentes de la región de Dachau le sirvieron de inspiración para dedicarse a la escritura. Abrió su oficina en 1894 en el edificio Raufferhaus, el cual se conserva hasta el día de hoy, mientras que el centro de reunión de sus tertulias se encontraba en el histórico hotel Zieglerbräu, junto al ayuntamiento.
Por aquel entonces, justificó el hecho de haberse decidido por Dachau de la siguiente manera: «Cuando después de subir la montaña me encontré en la plaza del mercado con sus casas de dos aguas y en una estampa vespertina, sentí un fuerte anhelo de vivir en este silencio». A pesar de que el silencio de aquel lugar haya dejado de existir en la actualidad, el casco antiguo de Dachau sigue manteniendo su encanto.
