Varias batas rojas y moradas cuelgan de un armario abierto.

Reportaje sobre la Frauenkirche

"El diablo siempre está al acecho"

La Frauenkirche es el símbolo más famoso de Múnich. Descubre con nosotros los entresijos de la "Catedral de Nuestra Señora". Su párroco nos habla de arquitectura, reliquias sagradas y, por supuesto, del diablo.

Klaus Peter Franzl se encuentra en la escalinata de su iglesia, un tanto extrañado. Con ambas manos sostiene la pesada puerta de madera del pórtico principal e intenta fijarla a la pared. Debido a las obras de construcción, el pórtico no se utiliza desde hace diez años. A la primera, a la segunda, a la tercera, finalmente el mecanismo se enclava y la puerta se mantiene abierta. "¡Mire qué hermosas vistas!", exclama monseñor Franzl, situándose en la entrada. Y en efecto: las vistas al entrar en la nave central de la Frauenkirche, una catedral de tres naves de estilo gótico tardío, son imponentes.

"Una iglesia como ésta es como entrar en otro mundo, es un espacio místico, una especie de contrapunto al bullicio de la ciudad, y un lugar de silencio".
Klaus Peter Franzl

Lo que más le gustaría al párroco sería que todos los visitantes pudieran contemplar primero la iglesia a través de esta entrada. En muchas otras catedrales del mundo, como las de París o Palma de Mallorca, sólo hay una entrada principal. "La iglesia impresiona más accediendo a ella por aquí. Como la mayoría de la gente sigue entrando por las más bien discretas entradas laterales, se pierden este espectáculo." El párroco se queda contemplando la catedral como si estuviera pensando cómo podría presentar mejor su iglesia. "Una iglesia como ésta es como entrar en otro mundo, es un espacio místico, una especie de contrapunto al bullicio de la ciudad, y un lugar de silencio", nos dice Franzl. Sin duda, la primera impresión es muy importante.

Que esta primera impresión pueda resultar a veces engañosa es algo que tiene tradición en la Frauenkirche: según la leyenda de la ciudad, el diablo se enfadó bastante cuando se construyó en 1468. Se dice que hizo un pacto con el maestro de obras de la catedral: él le ayudaría a construir la iglesia a cambio de que el maestro de obras diseñara una iglesia sin ventanas. Según cuenta la leyenda, el diablo pensaba que sin ventanas los fieles no aguantarían mucho dentro de la iglesia. Y la verdad es que la iglesia se terminó de construir en 20 años, una fase de construcción muy corta para un edificio tan grande, y no sólo para lo habitual en aquella época.

Se dice que el astuto maestro de obras burló al diablo con una astucia óptica. Nada más entrar en la iglesia, en un punto situado unos metros detrás del pórtico principal, al principio no se veían las ventanas, debido al altar mayor que aún existía en aquella época; sólo si uno se adentraba más en la iglesia, las ventanas asomaban por el lateral, detrás de las columnas y el altar.

"Como es natural, tales leyendas contribuyen a atraer a visitantes curiosos", asegura el párroco de la catedral con una sonrisa. "El diablo siempre está presente".
Klaus Peter Franzl

Pero cuando el diablo se dio cuenta de la artimaña óptica, se dice que se enfadó tanto que pateó el suelo con todas sus fuerzas: en el punto situado unos metros detrás de la entrada principal de la catedral en el que, según la leyenda, el maestro de obras burló al diablo, puede distinguirse una huella negra con un aguijón en el talón, conocida como Pisada del Diablo.

"Como es natural, tales leyendas contribuyen a atraer a visitantes curiosos", asegura el párroco de la catedral con una sonrisa. "El diablo siempre está presente" exclama, en referencia a una famosa cita del drama Fausto, de Goethe. Por desgracia, a muchos solo les interesa ver la pisada y abandonan rápidamente la iglesia. Cuando en realidad la Frauenkirche de Múnich es una iglesia que tiene mucho que ofrecer, sólo hay que saber dónde mirar: las reliquias de San Benno de Meissen, por ejemplo, patrón de Múnich, o las numerosas vidrieras, el monumento a los Wittelsbach o las tumbas de la cripta del obispo. Al fin y al cabo, la Frauenkirche también es la catedral de los arzobispos de Múnich y Freising desde 1821. "Ah, y por supuesto, también está el reloj", nos cuenta el párroco durante el recorrido por la Liebfrauendom (catedral de Nuestra Señora).

De hecho, aunque la iglesia por dentro es bastante austera, cuenta con un reloj automático de casi 500 años en el que a mediodía pueden verse figuras, planetas y signos del zodiaco en movimiento y que nada tiene que envidiar al carillón de la Marienplatz (plaza) en términos de entretenimiento.

De hecho, aunque la iglesia por dentro es bastante austera, cuenta con un reloj automático de casi 500 años en el que a mediodía pueden verse figuras, planetas y signos del zodiaco en movimiento y que nada tiene que envidiar al Glockenspiel (carillón) de la Marienplatz en términos de entretenimiento. Pero hay que admitirlo: incluso los propios muniqueses se sienten raramente atraídos por la Frauenkirche, por lo que el párroco de la catedral pretende ahora ampliar la oferta mediática y hacer algo de publicidad en favor de su querida iglesia.

En la entrada se pueden encontrar diversos folletos temáticos que permiten al visitante explorar este símbolo de la ciudad. Uno de ellos se titula "Lugares misteriosos" y promete un interesante circuito a pie de 15 minutos (que incluye la Pisada del Diablo). "Nuestra querida Señora y nosotros" es otro de los folletos que explica la conexión de la Frauenkirche con la Madre de Dios, ya que el templo ha sido un lugar de María desde sus orígenes y aún hoy muestra muchas imágenes de ella.

"Nuestra propia historia está reflejada en la historia de la vida de esta mujer", dice el párroco de la catedral, mirando al altar. "No importan las circunstancias que estemos atravesando, podemos estar seguros de que María pasó por cosas similares: está la joven madre que da a luz a su hijo en el establo en condiciones de pobreza, la madre adolescente que ya no comprende a su hijo, la madre bajo la cruz que ve morir a su único hijo y lo sostiene muerto en sus brazos. María no es sólo nuestra patrona y nuestro vínculo con Dios, es una mujer fuerte, de la que podemos aprender mucho."

En el sótano de la catedral encontramos una sala que parece más bien sacada de una emisora de radio. En la pequeña habitación hay numerosas pantallas, luces y joysticks.

Y es que desde el verano de 2020, Klaus Peter Franzl no sólo es responsable de la denominada pastoral metropolitana, en torno a la parroquia de la catedral y las parroquias de St. Peter (San Pedro) y del Heilig Geist (Espíritu Santo), sino también de la asistencia pastoral en la zona del casco antiguo de Múnich. Sus comienzos en plena pandemia fueron todo un reto para él y su equipo: tuvimos que desarrollar conceptos de higiene para los oficios religiosos y se amplió la tecnología para las retransmisiones en directo.

En el sótano de la catedral encontramos una sala que parece más bien sacada de una emisora de radio. En la pequeña habitación hay numerosas pantallas, luces y joysticks. "Aquí en la central se controlan las once cámaras distribuidas por todo el templo, y desde que estalló la pandemia retransmitimos todos los días una misa por Internet", explica Peter Veth, coordinador de obras de la catedral y responsable de la tecnología de la catedral. ¿Misa en directo? Ningún problema en Múnich. "Incluso la bendición es válida si se retransmite en directo", explica Franzl. En la catedral de Nuestra Señora también se celebran regularmente conciertos de música clásica, que se graban. "Desde aquí podemos incluso hacer sonar las campanas con sólo pulsar un botón", dice Veth entre risas.

A continuación pasamos a la sacristía. Aquí se guardan las hostias y los cálices, cerca de una foto enmarcada del Papa Francisco, y justo enfrente están los armarios que contienen todos los ornamentos litúrgicos que utilizan los clérigos durante los oficios. Y no son pocos, 1700 en total. "Por fin está abierta de nuevo la torre sur", dice orgulloso el párroco de la catedral. Las amplias obras de renovación de la Frauenkirche están llegando a su fin. Tras más de una década, las torres ya no están cubiertas de andamios. Todavía hoy rige la máxima: ningún edificio del centro puede superar en altura a la Frauenkirche. Y la torre sur tiene casi 100 metros de altura.

Todavía hoy rige la máxima: ningún edificio del centro puede superar en altura a la Frauenkirche. Y la torre sur tiene casi 100 metros de altura.

"A finales del siglo XV, las torres contaban incluso con vigilantes que alertaban de los incendios en la ciudad", explica Peter Veth. Desde su construcción, la iglesia ha sido y es el edificio más alto del centro de la ciudad. La torre del Alter Peter (Viejo Pedro), no lejos de la catedral, es casi ocho metros más baja. En la actualidad ya no hay vigilantes en la torre sur, pero sí visitantes que disfrutan de las privilegiadas vistas sobre la ciudad. Pero: ¿merece a pena subir hasta ahí? ¿No es muy cansado? "Tenemos un ascensor", asegura Peter Veth. "Una clara ventaja en comparación con el Alter Peter", responde Klaus Peter Franzl con una sonrisa.

 

 

Text: Nansen & Piccard; Fotos: Frank Stolle