Considerado en su día un barrio obrero, Giesing sigue teniendo actualmente un encanto áspero, aunque, al mismo tiempo, muestra cómo un cierto grado de gentrificación puede enriquecer claramente un barrio. Cómo Giesing mantiene su rostro en tiempos de cambio y en el futuro
Trenes, ríos, flores, sol de tarde y cerveza. Si puede situar estos cinco términos en un contexto romántico, entonces ha llegado al lugar correcto: Giesing. Probablemente no se pueda demostrar científicamente, pero merece la pena probarlo por uno mismo: Giesing es el distrito con la luz del atardecer más hermosa de la ciudad. Tal vez sea por la colina en la que se encuentra Giesing.
Es decir, el hecho de que desde las zonas más elevadas de Giesing se tenga unas mejores vistas de la ciudad. En todo caso, la luz brilla tan hermosamente durante el atardecer que no se necesita ninguna cerveza para encontrar el relax y la felicidad completa. Aunque una sabrosa Giesinger Bräu también viene bien cuando se está, por ejemplo, en lo alto del Schmederersteg en plena naturaleza, pero a la vez en medio de la ciudad, contando trenes de larga distancia.
En caso de que los trenes le sean demasiado urbanos, debería desviarse hacia la Mondstraße, que discurre a los pies del Giesinger Berg a lo largo de casitas y agua desde Kolumbusplatz hacia Candidplatz, y que suena exactamente tan romántico como su nombre. Algunos conoces este rincón con el nombre de «Pequeña Venecia». El agua, en cualquier caso, constituye gran parte del encanto de Giesing. Hacia abajo el distrito se extiende hasta el río Isar.
En esta zona, en un rincón algo escondido, entre los prados del Isar y la famosa piscina al aire libre Schyrenbad, se encuentra también Rosengarten, que además de ser una atracción en primavera es en sí un lugar muy especial. Los árboles de magnolia son tan grandes, frondosos y variados que durante el poco tiempo que están en flor, apetece pasar la noche a escondidas sobre la hierba y contemplar ininterrumpidamente los árboles.
Trenes, ríos, flores, sol de tarde y cerveza. Si puede situar estos cinco términos en un contexto romántico, entonces ha llegado al lugar correcto: Giesing.
Cualquier persona que en el 2021 se interese por Giesing también debería conocer la historia del «Uhrmacherhäusl» (la casita del relojero). Una loca historia sobre la gentrificación, que a veces adquiere extraños excesos también en Múnich. En cualquier caso, la «Uhrmacherhäusl», situada en el barrio de Obergiesing estuvo durante mucho tiempo en un asentamiento de trabajadores construido alrededor de 1840 y bajo protección histórica. Al morir el relojero en 2016, una comunidad de herederos heredó la casa y la vendió a un inversor.
Un día, en septiembre de 2017, se oyó el desagradable ruido de una excavadora en la calle Grasstraße donde estaba la casita. Un residente corrió a la casa, detuvo la excavadora, que había empezado a empujar algunos muros de alrededor de la casa, y llamó a la policía. Como el conductor de la excavadora no tenía ningún permiso tuvo que desaparecer.
Unos días más tarde volvió a escucharse el ruido de nuevo. Esta vez la policía no fue lo suficientemente rápida. La excavadora redujo la casa a escombros en menos de diez minutos y luego el conductor de la excavadora se escapó. En Giesing no solo pueden apreciarse los grotestcos efectos de la gentrificación en muchos rincones, sino también en sus propios habitantes, muchos de los cuales llevan viviendo en el barrio desde hace mucho tiempo y se aferran con uñas y dientes a su espacio vital, o al menos lo intentan.
Por eso, desde hace casi cuatro años, en el solar de la Uhrmacherhäusl, un hueco cubierto provisionalmente con dientes de león, recuerda el orgullo de los habitantes de Giesing y el hecho de que el barrio no puede librarse tan fácilmente de sus raíces. Los adoquines en este rincón son especialmente brillantes y acogedores, y las flores de los balconcitos casi parecen un decorado de película.
Además, desde aquí también puede caminar a todas partes para comer, beber, sentarse al sol. Giesing no es solo el distrito con el boazn (antiguas tabernas de culto) más pintoresco de la ciudad, sino que también tiene buenos restaurantes y cafés e interesantes bares y pubs.
Encontrará ramen de Giesing y sándwiches de pastrami en Dantler, está claro que no conviene perderse este tipo de cocina de fusión muniquesa.
Puede sentarte cómodamente bajo la sombra de los castaños en la taberna Giesinger Garten. El tradicional restaurante griego-bávaro Lucullus vale la penar visitar sólo por razones turísticas. O puede encontrar el mejor kebab de comida callejera y en el que te sirven con un increíble sentido del humor en Türkitch, además, cuenta con varias sucursales en la ciudad. Por la noche, como ya mencionamos, puede ir a un Boazn. O granizado de vodka y frambuesa en el bar y luego al club Charlie. ¿Ha olvidado algo?
Ah, sí, en Giesing todavía hay algo más. Fútbol. El sexto placer que es una parte indispensable del romanticismo en Giesing. Giesing también es el distrito de Múnich que alberga el campo de fútbol de fama mundial Grünwalder Stadion, el «Sechzgerstadion» como se le llama en realidad, construido en 1911 y que también impresiona a las personas menos interesadas al fútbol. Este es el hogar del laureado Bayern de Múnich y de los Löwen (leones), es decir, del 1860 Múnich, el club relegado de la ciudad. En sus tiempos fue un buen equipo, aunque ahora juega en la 2b alemana y, después de una serie de turbulentos procesos, ahora pertenece a un empresario jordano.
Durante décadas el Bayern de Múnich y los Löwen han jugados sus derbis en este estadio. Hasta el día de hoy los aficionados suspiran por el ambiente que se respiraba en aquellos tiempos.
Otra de esas historias de ascenso y caída, de asentarse y desestabilizarse y de volver a asentarse. Durante décadas el Bayern de Múnich y los Löwen han jugados sus derbis en este estadio. Hasta el día de hoy los Fans suspiran por el ambiente que se respiraba en aquellos tiempos. E incluso hoy en día, hordas alegres y cantantes de gente de azul siguen desfilando desde los Boazn circundantes a través de todo el barrio hasta el estadio. Cuando ves algo así no puedes imaginarte que se trate de la segunda división b. Así debe ser. Con la cabeza alta y seguir hacia adelante mientras este Giesing siga existiendo.