Tres turistas en el mirador de Olympiaberg con vistas al parque y al interior.

Caminando por la ciudad: Norte-Sur

La travesía Norte-Sur: una caminata a través de Múnich

Una excursión para cualquier época del año, repleta de naturaleza y cultura: desde el BMW Welt junto al Olympiazentrum hasta el lago Hinterbrühl – descubre Mú-nich atravesándola de norte a sur.

"Caminando hacia el sol" es el lema que describe nuestro tour por la ciudad. Nada más y nada menos que 21 son los kilómetros que recorrerás por Múnich si la atraviesas de norte a sur.

Al igual que ocurre con nuestro paseo de este a oeste, nos hemos dado cuenta de que la mejor forma de conocer a fondo la ciudad es a pie. Y si hay algo que Mú-nich tiene que ofrecer es mucha naturaleza. Por el camino conocerás magníficos bulevares, museos de fama mundial y un montón de arquitectura e historia. Para aquellos que no quieran caminar tanto en un solo día o deseen disfrutar más rela-jadamente de la ciudad, hemos dividido nuestra excursión en tres etapas.

La app komoot es muy recomendable y te guiará cómodamente durante todo el recorrido.

Etapa 1:

BMW Welt a través del Olympiapark - Schwabing - Alter Nordfriedhof - Maxvorstadt hasta la Ludwig-Maximilians-Universität

Distancia: aprox. nueve kilómetros
Transporte público: estación U3 Olympiazentrum (salida), estación U3/U6 Universität (llegada)

 

Quedamos en BMW Welt, la instalación de exposiciones multifuncional de la empresa muniquesa. Y ya que estamos aquí: aún es temprano, así que primero nos tomamos un café y un cruasán de chocolate en la cafetería de la casa. Resulta muy emocionante desayunar entre los modelos especiales de BMW de las distin-tas exposiciones permanentes y la arquitectura futurista del edificio.

A continuación, nos dirigimos al Olympisches Dorf (Villa Olímpica), donde se alojaron los atletas de los Juegos Olímpicos de Verano de 1972. Los pequeños bungalows con balcones sirven hoy de alojamiento para estudiantes, que los pin-tan y decoran con gran imaginación.

La Villa Olímpica se hizo tristemente famosa por el ataque perpetrado por ocho terroristas palestinos armados en la mañana del 5 de septiembre de 1972. Once atletas israelíes, que habían sido tomados como, rehenes fueron asesinados. Tam-bién murió un agente de policía de Múnich. Hoy, un espacio conmemorativo mul-timedia y un centro de información, en el que nos detendremos de camino al Olympiapark (Parque Olímpico), recuerdan estos días oscuros de los "Juegos alegres", como se presentaba el acontecimiento deportivo en aquel momento. El recinto conmemorativo está construido en una de las colinas de la parte norte del parque y desde él se pueden ver los distintos escenarios del ataque.

Continuamos por el Olympiapark – a nuestra izquierda la impresionante Torre Olímpica, a nuestra derecha el estadio con su singular cubierta en forma de carpa. Ante nosotros se alza el monte Olympiaberg, cuya cima ofrece unas vistas pano-rámicas espectaculares del parque y la ciudad. Si quieres disfrutar de artistas de renombre universal como los Rolling Stones o Phill Collins actuando en el Olympiastadion (Estadio Omlípico), este es el lugar adecuado: si no consigues una en-trada, puedes ver y oír los conciertos desde aquí arriba.

Desde el Olympiaberg descendemos por un pequeño sendero al otro lado, que nos lleva hasta la campa Oberwiesenfeld, donde en verano se celebra el Festival de Tollwood. En medio de la vegetación se alzaba la Iglesia de la Paz Este-Oeste, también conocida como la Iglesia del Padre Timofej. El ermitaño ruso y su esposa Natasha construyeron la iglesia sin permisos urbanísticos como símbolo de paz tras la Segunda Guerra Mundial, justo al lado de la cabaña construida también por él mismo. Los muniqueses adoraban la pequeña iglesia, llegando a convertirse incluso en un asunto político antes de los Juegos Olímpicos: en los planes de los Juegos de Verano de 1972, concebidos en 1968, el lugar formaba parte del em-plazamiento olímpico. La idea era derribar la iglesia y la casa, y trasladar a Timofej y Natasha a un piso de la ciudad. Al final, tras múltiples protestas, el emplaza-miento olímpico se construyó más al norte, salvándose así la pequeña iglesia de su demolición. (Nota de la redacción: lamentablemente, en junio de 2023 la iglesia ardió por completo debido a un fallo técnico)

La ruta continúa hacia el este, pasando por los espléndidos huertos de la Winzererstraße, en dirección al centro, dejando a un lado el Münchner Stadtarchiv (Ar-chivo Municipal), en el que se conservan los registros y documentos más impor-tantes de la ciudad, que se remontan a 1265.

A la altura de la Nordbad, una piscina construida al estilo nacionalsocialista, gira-mos hacia la Elisabethstraße. Llegamos ya al centro de Schwabing, un barrio en el que abundan preciosas casas de estilo Jugendstil, un movimiento artístico que surgió en torno a 1900 en Múnich, y también edificios de los años 50. "Sch-wabing no es un lugar, sino un estado", se decía en el apogeo de la época bohemia de Schwabing, allá por 1900, cuando se instalaron aquí personajes del mundo del arte y la literatura como Wassily Kandinsky, Paul Klee y Thomas Mann.

De camino al Viejo Cementerio del Norte, el número 5 de la Agnesstraße es una parada obligada para los amantes de la arquitectura: el edificio postal (Agnespost), bajo protección oficial, fue construido entre 1925 y 1926 según los planos de los arquitectos que definieron el estilo de la Postbauschule, Robert Vorhoelzer y Franz Holzhammer. Se trata de un bloque de cinco plantas con tejado a cuatro aguas y elementos expresionistas, que presenta también elementos historicistas en la espléndida decoración de su fachada.

El Alter Nordfriedhof (Viejo Cementerio Norte) se inauguró en 1868, con una curiosa innovación: incorporaba una campanilla que el fallecido podía tocar para dar aviso en caso de muerte aparente. Afortunadamente, la campanilla no sonó ni una sola vez en sus 30 años de servicio. El cementerio sufrió graves daños duran-te la Segunda Guerra Mundial, por lo que no ha vuelto a utilizarse desde entonces como tal. En los años de posguerra se convirtió en un lugar de pastoreo de ganado y de venta de objetos robados. También podías encontrarte aquí con todo tipo de personajes turbios. Por suerte, los tiempos han cambiado: en la actualidad, el Alter Nordfriedhof, con sus bancos y viejos árboles, se ha convertido en un pequeño oasis verde en el ajetreado distrito de Maxvorstadt.

A unos 50 metros, delante de la salida trasera de la universi-dad, nos incorporamos a la larga cola del "Verrückter Eismacher" (el Heladero Loco). Este es un lugar de culto: además de los clásicos sabores, todos ellos deli-ciosos, también tienen helados de salchicha al curry y de Weißwurst (salchicha blanca). ¿Te atreves?

De camino a la última estación de la primera etapa, el edificio principal de la Ludwig-Maximilians-Universität, pasamos por la Adalbertstraße. Esta calle atraviesa el barrio de estudiantes: aquí encontraremos un montón de pequeños cafés, bouti-ques, pero también copisterías y papelerías. En la esquina de la Amalienstraße giramos a la derecha. A unos 50 metros, delante de la salida trasera de la universidad, nos incorporamos a la larga cola del "Verrückter Eismacher" (el Heladero Loco). Este es un lugar de culto: además de los clásicos sabores, todos ellos deli-ciosos, también tienen helados de salchicha al curry y de Weißwurst (salchicha blanca). ¿Te atreves?

Con sus 50.000 estudiantes, la Ludwig-Maximilians-Universität es una de las universidades más grandes e importantes de Alemania. En 1826, el rey Luis I trasladó la universidad de Landshut a Múnich para que estuviese ubicada cerca del centro del poder político y cultural. Mandó construirla a Friedrich von Gärtner, uno de sus arquitectos favoritos junto con Leo von Klenze.

Etapa 2:

Ludwig-Maximilians-Universität por la iglesia Ludwigskirche – Biblioteca Estatal de Baviera – Eisbachwelle – Museo Nacional de Baviera – Friedensengel y Maximilianeum hasta el Deutsches Museum

Distancia: aprox. cuatro kilómetros
Transporte público: U3/U6 estación Universität (salida), tranvía 17 parada Deutsches Museum (llegada)

 

Si miramos en diagonal desde la universidad podemos ver otro de los edificios de Friedrich von Gärtner, la Ludwigskirche, con su llamativo tejado adornado con mosaicos. En su interior podemos admirar el fresco del altar, obra de Peter Corne-lius, considerado el segundo más grande del mundo.

Entre la Ludwigskirche y el alargado edificio de la Bayerische Staatsbibliothek (Biblioteca Estatal de Baviera), la pequeña calle Walter-Klingenbeck-Weg se bi-furca hacia el Englischer Garten (Jardín Inglés). Su nombre recuerda al joven lu-chador de la resistencia nazi Walter Klingenbeck, que se crió en Maxvorstadt. Junto con otros tres amigos, este ferviente católico intentó montar una emisora clandestina de propaganda contra el régimen nazi. En 1942, con tan sólo 17 años, fue denunciado y detenido. Unos días más tarde también detuvieron a sus amigos. En un acto de valentía, Klingenbeck asumió toda la culpa, salvando así a sus ami-gos, pero él moriría bajo la crueldad de la guillotina. A diferencia de la Rosa Blan-ca, por ejemplo, Walter Klingenbeck sigue siendo un luchador de la resistencia muniquesa prácticamente desconocido.

Al final de la calle giramos a la derecha, entramos en la Kaulbachstraße y conti-nuamos hasta la Schönfeldstraße. Desde aquí se divisan ya a la izquierda los magníficos árboles centenarios del Englischer Garten.

En el Englischer Garten pasamos junto al lago de la Casa Japonesa del Té y cru-zamos el arroyo Eisbach/Schwabinger Bach. Luego giramos a la derecha y llega-mos a la Eisbachwelle. Desde hace más de 40 años, esta ola infinita es una de las atracciones turísticas favoritas, que fascina por igual a surfistas y a turistas.

Por cierto, el Englsicher Garten fue donado a la ciudad por su impopular príncipe elector Karl Theodor a finales del siglo XVIII. La idea era ofrecer al sector bur-gués de la sociedad un lugar para disfrutar del ocio y la relajación. Sin embargo, al principio los muniqueses ignoraron su nuevo parque. Para ellos, el concepto de actividades de ocio era algo totalmente ajeno: "Por lo general, el muniqués no sale a pasear, sólo se dirige a alguna taberna... Por eso el exquisito Jardín Inglés... es un lugar tan solitario y muerto", escribió el escritor y publicista August Lewald en 1835. Hoy, la verdad es que es todo lo contrario. Cuando hace buen tiempo, la gente acude en masa a tumbarse al sol, practicar algún deporte, como el popular freesbee, o para disfrutar de un bonito paseo en bicicleta.

Nuestra siguiente parada es el Bayerisches Nationalmuseum (Museo Nacional de Baviera), en la Prinzregentenstraße. Este es uno de los mayores museos de arte e historia cultural de Europa. Aquí podrás admirar las colecciones de arte real de la dinastía Wittelsbach. En su interior se exponen esculturas, lienzos, obras de marfil y orfebrería, relojes conmemorativos, tapices, muebles, armas y exquisitas piezas de porcelana. Para reponer fuerzas, almorzamos en el tranquilo patio ajardinado del restaurante del museo, y mientras tomamos un café en las históricas bóvedas del restaurante, comentamos el resto de la ruta.

"Por lo general, el muniqués no sale a pasear, sólo se dirige a alguna taberna... Por eso el exquisito Jardín Inglés... es un lugar tan solitario y muerto", escribió el escritor y publicista August Lewald en 1835.

El itinerario continúa por la Prinzregentenstraße en dirección al río Isar. Pasamos por la Sammlung Schack (Colección Schack), que alberga obras mundialmente famosas del Romanticismo tardío, como "Des Knaben Wunderhorn" de Moritz von Schwind y las sutiles e irónicas pinturas de Carl von Spitzweg, en las que ridiculiza a la pequeña burguesía del periodo Biedermeier.

Cruzamos el puente Luitpold y nos dirigimos directamente al Friedensengel (Án-gel de la Paz), llamado así por los lugareños, pero que en realidad representa a la diosa griega de la victoria, Nike: la diosa dorada se alza majestuosa sobre una columna de estilo corintio, que puede verse desde lejos en la orilla derecha del Isar. Se erigió 25 años después de la Guerra Franco-Prusiana (1870/71) y sigue siendo hasta hoy un símbolo de la paz. Por cierto, las puestas de sol desde aquí-con vistas sobre los tejados del barrio de Lehel son especialmente románticas. Seguimos nuestro camino en dirección sur a lo largo del Isar (río), por los esplén-didos jardines de la Maximiliansanlagen, cuya fresca sombra agradeceremos los días de sol.

Poco antes de llegar al puente Maximiliansbrücke, avanzamos por una pasarela de madera que separa el Isar del arroyo Auer Mühlbach. Arriba a la izquierda se alza el majestuoso Maximilianeum, en la actualidad sede del Parlamento del Estado de Baviera. El rey Maximiliano II mandó construir este magnífico edificio en 1857 para acomodar a los estudiantes de gran talento que se preparaban para acceder a la administración pública. Hoy todavía existe la fundación del monarca, para quien la promoción de la ciencia y el arte fue siempre una de sus principales prioridades. Cada año, entre seis y ocho becarios se instalan en el Maximilianeum.

Cruzamos el Isar por los puentes Kabelsteg y Wehrsteg hasta la fuente Vater-Rhein-Brunnen. El ambiente aquí es como si estuvieras de vacaciones: en la "Kul-turstrand" o playa cultural encontrarás tumbonas, sillas de playa y un bar, y en el agua de la fuente nadan flamencos rosas de plástico.

Continuamos nuestro camino cruzando el puente Ludwigsbrücke hasta el Deutsches Museum (museo). Este es un museo increíble, de los mayores del mundo dedicado a la ciencia y la tecnología, cuyo impresionante edificio se en-cuentra en la isla del Isar.

 

Etapa 3

Deutsches Museum a través de la casa natal de Karl Valentin - Rosengarten - Flaucher - Isarauen y Tierpark hasta Hinterbrühl

Distancia: aprox. 8,5 kilómetros
Transporte público: Tranvía 17 parada Deutsches Museum (salida), autobús 135 parada Hinterbrühl (llegada)

 

Nuestra tercera etapa comienza en el patio interior del Deutsches Museum. Desde aquí parte un recorrido muy interesante, conocido como el Planetenweg (Camino de los Planetas), que recorre el río Isar hasta el parque zoológico Hellabrunn. El punto de partida es la estación solar, con una gran esfera que representa el sol. Le siguen los planetas Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, y después de recorrer 4,5 kilómetros se llega al último de ellos, Plutón, a la entrada del zoo. Los planetas y las distancias que los separan están represen-tados a una escala de 1:1.290 millones.

Desde el puente Zenneck nos asomamos a la amplia orilla de grava en la ribera del Isar y todos estamos de acuerdo: la ocasión la pintan calva, así que nos acercamos al agua para remojarnos los pies y caminar un poco por el agua.

Una vez refrescados, continuamos río arriba hacia el sur. A pocos metros nos detenemos en la casa natal de Karl Valentin, en la Zeppelinstraße 41. Este fue un popular cómico y actor, un auténtico muniqués, que nació aquí en 1882. Lamenta-blemente, la casa no está abierta al público, por lo que si quieres saber más sobre Valentin y su peculiar sentido del humor, éste no es el lugar adecuado. Si quieres conocer en detalle la vida y obra de este popular personaje muniqués, te recomen-damos visitar el "Valentin-Karlstadt-Musäum" (museo) en el Isartor, en el que se cuenta la vida del artista y de su no menos ingeniosa compañera Liesl Karlstadt con mucho cariño y originalidad.

Continuamos nuestro camino hacia la siguiente parada, el Rosengarten (Jardín de Rosas), siguiendo los pequeños senderos a lo largo del Isar. En verano, la gente viene aquí a darse un chapuzón en el río y disfrutar de esta enorme playa fluvial en plena ciudad. Todo un lujo. Unos descansan aquí de los agotadores exámenes de la uni, otros sacan a pasear aquí a sus perros, y muchos prefieren simplemente tostarse al sol. También suele haber muchos kioskos que ofrecen bebidas refres-cantes y algo de picoteo. Y si no te gusta nadar en el río, también puedes ir a la Schyrenbad, la piscina al aire libre más antigua de Múnich.

En verano se puede disfrutar aquí contemplando la llegada de las balsas del Isar procedentes de Wolfratshausen: es un espectáculo digno de ver, en el que la gente navega en balsa por el Isar, con cerveza de barril, un buen almuerzo y mucha diversión a bordo.

El "Städtische Rosenschaugarten", como se le llama oficialmente (aunque la ma-yoría de la gente lo conoce simplemente como Rosengarten), sigue siendo un lu-gar de visita obligada. Este parque te cautivará con sus 8.500 ejemplares de rosas de más de 200 especies, en un entorno idílico en las llanuras fluviales del Isar. Aquí descubrirás rosas con nombres como Heidi Klum o los hermanos Grimm, pero también preciosas cepas de la Edad Media, como la rústica rosa de Damasco. Aquí puedes sentarte y disfrutar de la paz y la tranquilidad, de la fragancia de las rosas y del mar de flores que a uno le rodea.

La ruta continúa ahora pasando por debajo del puente ferroviario de Braunau en dirección a Flaucher. Este tramo del Isar, con sus sinuosos canales fluviales, ex-tensas riberas de gravilla y espacios verdes, nos traslada a la época en que el Isar aún era un río salvaje. Para los muniqueses es un lugar privilegiado, ideal para hacer barbacoas, picnics y bañarse en pleno centro de la ciudad. Incluso puedes bañarte desnudo, si quieres, ya que está oficialmente permitido. Y por supuesto, como no podría ser de otra forma en Múnich, aquí también hay un Biergarten, al que se accede a través de la pasarela de madera Flauchersteg. En invierno, en vez de bañistas verás aquí sobre todo a amantes de la naturaleza: se pueden admirar aves acuáticas, como gaviotas reidoras, fochas, ánades reales, gansos y cisnes.

Atravesamos el parque Flaucher directamente hasta el Tierpark Hellabrunn. Este zoo se encuentra en las sombrías llanuras fluviales del Isar, y es un auténtico pa-raíso natural. Está considerado el primer geozoo del mundo, ya que desde 1928 los animales viven aquí distribuidos por continentes.

Ya casi hemos llegado a nuestro destino. Atravesando el puente Marienklausen-brücke llegamos al Floßlände (embarcadero de balsas). En tiempos remotos, Mú-nich era un importante puerto interior: desde aquí se podía viajar en balsa a Passau o incluso a Viena. Se podían transportar mercancías, como muebles y cerveza, desde las regiones montañosas hasta Múnich. Con más de 11.000 entradas de balsas sólo en 1864, el muelle de balsas de Múnich llegó a ser el mayor de Euro-pa. En aquella época, sin embargo, los embarcaderos seguían estando en el centro de la ciudad. En 1899,el ferrocarril y la navegación a vapor por el Danubio se volvieron cada vez más competitivos, por lo que los embarcaderos se trasladaron a su ubicación actual en Thalkirchen. De todos modos, los buenos tiempos del transporte fluvial en balsa aún no han desaparecido del todo. En verano se puede disfrutar aquí contemplando la llegada de las balsas del Isar procedentes de Wol-fratshausen: es un espectáculo digno de ver, en el que la gente navega en balsa por el Isar, con cerveza de barril, un buen almuerzo y mucha diversión a bordo. Por supuesto, baño y música en directo incluidos.

Aquí encontrarás además un montón de actividades de ocio. Un camping y un campo de golf, clubes de piragüismo, una ola infinita para practicar surf (como la del Eisbach, pero esta es la original), la piscina natural Maria Einsiedel e incluso un club oficial de vaqueros.

 

¡Ya está, lo conseguimos! Al final de nuestra caminata nos dirigimos a la cervece-ría de la taberna Hinterbrühl, en el pequeño lago de Hinterbrühl. Como recompensa a nuestro esfuerzo nos podemos pedir un bretzel con Obazda (crema de quesos varios).

Como ya dijimos al principio, si la travesía te parece demasiado larga, puedes hacer solo una o dos etapas. También puedes recorrer la ruta o parte de ella en bicicletas de alquiler de MVG, que encontrarás por toda la ciudad. Por cierto, si quieres conocer más a fondo la ciudad, te recomendamos nuestros guías oficiales de Múnich, auténticos expertos en la materia.

 

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Text: Eveline Heinrich, Fotos: Frank Stolle